El asesoramiento de un abogado laboralista puede ser muy útil a la hora de enfrentarse a un despido disciplinario, más aún si tenemos en cuenta todas las irregularidades que se pueden presentar a lo largo de este proceso.

Si estás siendo objeto de un despido disciplinario, pero sospechas que algo no está bien o están actuando en contra de tus derechos, es vital que sepas qué pasos debes dar para hacer frente a esta situación de forma legal.

Recuerda que, si no conoces tus derechos, puedes ser despedido injustamente y perder un dinero que por ley te corresponde. Por eso lo mejor es buscar la ayuda de un abogado, quien sabrá guiarte de la mejor manera y representarte ante cualquier instancia, si se genera un conflicto que no se resuelva directamente con el empresario.

El primer obstáculo para la mayoría de las personas que han recibido un despido disciplinario es el desconocimiento de la ley, comenzando por el propio concepto de este despido, sus diferencias con otros tipos de despidos, motivos e implicaciones.

¿Qué es el despido disciplinario?

El despido disciplinario es aquel que se origina a raíz de un incumplimiento grave de los deberes u obligaciones, por parte del trabajador, de manera deliberada o negligente.

El despido disciplinario es solo una de las causas de extinción del contrato de trabajo. Se halla establecido en el artículo 49.1 del Estatuto de los Trabajadores.

El encargado de aplicar este despido es siempre el empleador o empresario, pero cabe destacar que no todo incumplimiento del contrato es causa de despido disciplinario. Solo abarca los incumplimientos contractuales graves y culpables, debidamente probados.

En este sentido, la ley contempla tres posibles resultados tras la manifestación de despido disciplinario: procedente, improcedente y nulo.

¿Cómo actuar si creo que el despido es injusto?

Debes tener sumo cuidado porque muchas empresas se inventan el despido disciplinario para no pagar al empleado lo que le corresponde. Por eso debes informarte y asesorarte con abogados laboralistas.

Como trabajador, tienes que hacer valer tus derechos y no puedes darte el lujo de perder tu dinero. No obstante, dependiendo de las intenciones de la empresa, esto puede hacerse muy cuesta arriba, por lo que el apoyo y consejo de un profesional será valioso.

Los abogados laboralistas ofrecen una serie de consejos que conviene cumplir si consideramos que nuestro despido es injusto. Si los cumplimos, podremos llevar un proceso legal correcto que termine en buenos términos.

Mantener la calma

Es muy importante, no podemos dejarnos llevar por los impulsos como la rabia o caer en la resignación. Muchas actitudes son contraproducentes, por lo que lo mejor es respirar profundo y mantener la objetividad desde el momento en que recibimos la notificación.

“No conforme”

Deberás colocar esta coletilla a todo lo que firmes. El hecho de negarte a firmar la carta de despido no genera ningún efecto positivo para ti, así que fírmala, siempre manifestando tu inconformidad de forma escrita.

Comprueba el finiquito y la liquidación

Recibe la carta de despido. Léela despacio y no aceptes que te metan prisa. Revisa que todas las copias expresen lo mismo y que la fecha corresponda con la del día de entrega. Finalmente fírmala añadiendo “no conforme”.

Constata que la causa de despido que alega la empresa está contemplada en el Estatuto de los Trabajadores.

Piensa si realmente la empresa tiene pruebas que demuestren la causa de despido disciplinario.

Consulta con un abogado laboralista, porque cada caso es distinto. Sin embargo, es muy común que la empresa invente las causas de despido para no pagar la indemnización. Esto les funciona porque el empleado queda derrumbado psicológicamente y opta por no demandar.

  • Reclamar el despido: considera que buena parte de las demandas por despido disciplinario improcedente logra triunfar en tribunales.
  • Reaccionar a tiempo: tienes un plazo de 20 días para reclamar lo que te corresponde. En los juicios de este tipo no debes pagar costas; mientras que muchos abogados solo cobran si ganan el caso.

¿Cuáles son las causas de despido disciplinario?

El artículo 54 del Estatuto de los trabajadores indica las siguientes causas para que se dé el despido disciplinario:

  • Faltas injustificadas o repetidas de puntualidad o asistencia.
  • Desobediencia o indisciplina en el trabajo, de carácter grave e injustificado.
  • Ofensas físicas o verbales al empresario o a las otras personas que trabajan en la empresa.
  • Transgresión de la buena fe contractual y abuso de confianza. Esto incluye acciones que puedan dañar la imagen de la empresa, uso de los materiales de la empresa en beneficio propio, cobros indebidos, engaño de clientes, entre otros.
  • Disminución voluntaria y continuada del rendimiento laboral.
  • Embriaguez habitual o toxicomanía, siempre que repercutan de manera negativa en el trabajo.
  • Acoso a las personas que trabajan en la empresa o al empresario por motivos de discriminación.

¿Puede ser improcedente mi despido?

Para que un despido sea procedente, la empresa debe demostrar con pruebas que efectivamente se han dado las causas que lo justifiquen como disciplinario.

Pero resulta que esto puede ser complicado de probar ante un tribunal, sobre todo en casos en los que se alega bajo rendimiento voluntario. En estas circunstancias hay muchas posibilidades de ganar si denuncias el despido como improcedente.

Asimismo, el despido puede ser calificado improcedente por defecto de forma si no cumple con todos los requisitos que establece el Estatuto de los Trabajadores.

Los defectos de forma incluyen: falta de comunicación al Comité de la Empresa, la no apertura de expediente contradictorio a los representantes legales de los trabajadores, redacción genérica de la carta o prescripción de las faltas por haber pasado más de 60 días.

Para reclamar el despido improcedente, deberás presentar la Papeleta de Conciliación en el Servicio de Conciliación, Mediación y Arbitraje de la Comunidad Autónoma (SMAC).

¿Cuándo es nulo el despido disciplinario?

De acuerdo con la legislación vigente, el despido será nulo cuando su móvil sea alguna de las causas de discriminación que están prohibidas en nuestra Constitución o en la ley.

También quedará anulado cuando en el proceso se hayan violado los derechos fundamentales y/o las libertades públicas; y en los casos contemplados en el artículo 55.5 del Estatuto.

¿Qué consecuencias tiene un despido disciplinario?

Más allá del hecho de quedarte sin trabajo, el despido disciplinario acarrea una consecuencia muy grave para ti: no recibirás ninguna indemnización laboral.

Por ende, si no reclamas tu derecho, no cobrarás lo que te corresponde, sin importar el tiempo por el que hayas trabajado en la empresa. Es entonces momento de revisar muy bien para determinar si existe una verdadera justificación para este tipo de despido.

Si las dudas persisten, si te has saltado algún paso o consideras que la empresa no está actuando de forma honesta, siempre podrás acudir a la figura de un abogado laboralista.

¿Es necesario un abogado laboralista para reclamar?

Aunque en teoría todo este proceso de reclamo del despido disciplinario como improcedente puede ser realizado por el propio trabajador, se trata de un asunto muy serio, especialmente si no hay buena fe por parte del empresario.

Por si fuera poco, corresponde realizar una serie de trámites de manera correcta y en los plazos indicados, a fin de que nuestro reclamo sea exitoso. En este sentido, es importante contar con un buen abogado.

Ten en cuenta que las empresas siempre van a acudir con abogados para todas sus gestiones; entonces, lo más lógico es que acudas a los procesos conciliatorios acompañados con tu abogado laboralista.

En definitiva, un despido disciplinario es una acusación muy grave que te puede perjudicar en muchos niveles (no solo económicamente), por eso es recomendable contar con un buen asesoramiento legal.

¿Cómo debe hacerse la notificación de un despido disciplinario?

La notificación de la carta de despido disciplinario debe realizarse directa al trabajador, personalmente o a través de algún medio que garantice y acredite la recepción con su firma.

Cabe destacar que dicha firma solo funciona como un aval de que el trabajador recibió la notificación, y de ninguna manera implica que este se encuentra de acuerdo con su contenido.

Como ya señalamos, el hecho de rechazar la carta de despido no sirve para nada. De hecho, no beneficia al trabajador de ningún modo; todo lo contrario, pues el empresario puede recurrir a dos testigos presenciales que firmen tras corroborar la negativa del empleado.

Por su parte, el trabajador tendrá un problema al acudir al abogado laboralista para plantear una demanda por despido improcedente, puesto que al rechazar la carta, el abogado no contará con los insumos necesarios que le permitirían evaluar el posible éxito de la demanda.

En definitiva, negarse a firmar la carta de despido se traducirá en una pérdida innecesaria de tiempo y dinero.

Las cuatro causas más probables de despido disciplinario

Faltas repetidas e injustificadas de puntualidad o inasistencia

Para determinar si ha existido una vulneración de este concepto, el abogado laboralista debe acudir a los usos de empresa o usos sociales; así como a los convenios colectivos, que pueden fijar mecanismos particulares para medir el concepto de las faltas repetidas.

Para que no se aplique esta causa de despido, todas las faltas deben estar justificadas debidamente. Aquí se incluyen permisos retribuidos, vacaciones, enfermedad propia o de un familiar…

Un error común del trabajador es querer justificar la falta “porque sí”, sin haber cumplido con los procedimientos formales que fija la ley. Todo debe estar respaldado con comprobantes, informes, etc.

Indisciplina o desobediencia

El Estatuto de los Trabajadores indica que le corresponde al empleado cumplir, como un deber básico, las instrucciones y órdenes del empresario, siempre que estén dentro de sus facultades directivas.

No se puede catalogar como desobediencia la negativa a cumplir órdenes que quebranten los derechos, la dignidad, o que resulten ilegales. Calificar algo como desobediencia implica analizar muchos elementos: claridad de la orden o negativa indudable son algunos de los factores.

Ofensas físicas o verbales

Este es un punto de extremo cuidado, considerando como ofensa verbal cualquier trato por palabra o por escrito que menoscabe la dignidad e integridad moral de quien la recibe.

Cuando las ofensas son físicas, se considera la gravedad y la intención. Por ejemplo, no es motivo de despido un simple empujón o un zarandeo al jefe; mientras que un puñetazo fuerte a un superior sí es una causa.

Hay que evaluar también si hubo intención de hacer daño, si hubo provocación, si fue en defensa propia o de un tercero, el nivel de conflictividad en la empresa. Todo depende de cada caso concreto.

Embriaguez habitual o toxicomanía

Estas situaciones solo serán motivo de despido si afectan negativamente el trabajo. En el caso de la embriaguez, debe haber reincidencia y el trabajador tuvo que recibir una advertencia o reprimenda por su actitud.

Si la persona llega una vez ebrio a la oficina, esto no es motivo de despido disciplinario. Además, si reincide, se debe demostrar que efectivamente sí afecta la actividad laboral.

En cuanto a la toxicomanía, se tiene que comprobar la habitualidad y la afectación en la productividad; es decir, que el trabajador haga menos de lo encomendado, o que lo lleve a cabo de manera defectuosa.

Como vemos, todo está sujeto a análisis e interpretación, así que antes de aceptar un despido disciplinario, lo mejor es que acudas a un abogado.

Consúltanos tu caso y nuestro equipo te proporcionará la ayuda y el asesoramiento legal que necesitas.